A 24 años del estallido de diciembre del 2001: cuando Argentina tuvo cinco presidentes en 11 días

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Tras días de estallido social con saqueos, cacerolazos, represión y muertos en las calles, el 20 de diciembre del 2001 Fernando De la Rúa renunció a la presidencia y dejó la Casa Rosada en helicóptero. Su dimisión abrió uno de los mayores capítulos de inestabilidad política Argentina: en menos de once días, cinco presidentes pasaron por el sillón de Rivadavia.

El principio del fin comenzó el 19 de diciembre del 2001, cuando el entonces presidente Fernando de la Rúa decretó el Estado de Sitio en un intento de contener las protestas sociales. Finalmente, acorralado por el estallido social, el 20 de diciembre De la Rúa firmó su renuncia, pero la movilización y la represión siguieron en la calle.

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¿Qué pasa con un presidente renuncia? Lo natural sería que su cargo lo asumiera el vicepresidente. No obstante, es importante recordar que Carlos «Chacho» Álvarez, compañero de fórmula de De la Rúa, había renunciado a su puesto en octubre del 2000 por incongruencias políticas con el radical. Entonces, vicepresidente no había.

Once días, cinco presidentes

Luego de la renuncia de De la Rúa, entre fines de diciembre y principios de enero del 2001, hubo cuatro presidentes interinos que tuvieron que hacerse cargo de la Casa Rosada y del destino de los argentinos, aunque algunos duraron solo días como jefes de Estado.

El primer presidente interino fue Ramón Puerta, exgobernador de Misiones del Partido Justicialista. Como se desempeñaba en el cargo de presidente provisional del Senado, la ley indicaba que el misionero debía asumir tras la denuncia de De la Rúa. Y así lo hizo.

Pero su gobierno fue muy corto: Ramón Puerta solo duró 24 horas al frente de la Casa Rosada, del 21 al 22 de diciembre. Tras su dimisión, el Congreso convocó a una Asamblea Legislativa donde se eligió al entonces gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, como jefe de Estado.

El puntano aguantó un poco más en el sillón de Rivadavia, del 23 al 30 de diciembre. Durante su semana de gestión, Rodríguez Saá anunció el default y el cese de pagos de la deuda externa, prometió un millón de puestos de trabajo y un seguro de desempleo. No obstante, las promesas no calmaron las protestas sociales y tan solo una semana después de asumir, renunció.

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Tras la dimisión de Rodríguez Saá, al frente de Casa Rosada quedó Eduardo Camaño, el presidente de la Cámara de Diputados. Camaño asumió el 30 de diciembre y tuvo un mandato de tan solo tres días, hasta el 2 de enero. Su misión más importante como presidente interino fue convocar a una nueva Asamblea legislativa, que finalmente eligió a Eduardo Duhalde como jefe de Estado.

Luego de resultar electo por el Congreso, Duhalde se mantuvo frente a la presidencia hasta mayo del 2003. Al asumir, el exgobernador de Buenos Aires prometió: «Quien depositó dólares, recibirá dólares». Días después, derogó la Ley de Convertibilidad: se terminó el 1 a 1.

Un hecho clave que marcó su corta gestión fueron los asesinatos de los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán por la policía bonaerense. Este doloroso episodio, sumado al gran descontento social, aceleró el llamado de elecciones, que finalmente se celebraron en abril de 2003. Néstor Kirchner fue electo en esos comicios, y se le puso fin al mayor periodo de inestabilidad política en Argentina.

Qué pasó el 19 y 20 de diciembre del 2001

Tras el estallido, el presidente De La Rúa anunció mediante una cadena nacional, poco tiempo después de las 19, que había tomado la decisión de “decretar el Estado de sitio para asegurar la ley, el orden y terminar con los incidentes.

Fernando De La Rúa – Declaración del estado de sitio – 19/12/2001

El entonces mandatario argumentó que “los hechos de violencia ponen en peligro personas y bienes, y crean un cuadro de conmoción interior. Así como dispuse medidas de emergencia para asistir a los más necesitados, decidí poner límites a los violentos”. Casi de inmediato, se registraron diferentes protestas a lo largo y ancho del país, con una multitud concentrada en Plaza de Mayo.

“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, cantaron los manifestantes frente a la Casa Rosada, en lo que pasó a ser después uno de los lemas de aquella época. Para controlar el caos y frenar las protestas, el Gobierno desplegó a las fuerzas de seguridad, que reprimieron a quienes se habían movilizado.

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En las inmediaciones de la Quinta de Olivos, otro importante grupo de gente se acercó bajo las mismas consignas. Allí, cerca de la medianoche, la guardia perimetral de la Policía Bonaerense fue levantada y dejó desprotegido el exterior de la residencia presidencial, donde se encontraba De la Rúa.

Al notar la liberación de la zona, varios manifestantes decidieron trepar los paredones y se posicionaron encima de los muros, pero desde el interior de la Quinta los esperaban tres líneas de fuego en defensa del presidente de la Nación.

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El 20 de diciembre, con De la Rúa ya fuera de la Casa Rosada, las protestas continuaron tanto como la violencia policial, por lo que la tensión se extendió durante todo el día siguiente. Aquella jornada, debido a las fuertes respuestas de las fuerzas policiales, se calcula que unas 39 personas fueron asesinadas en todo el país.

En las primeras horas de aquel jueves, una multitud se reunió en Palermo frente a la casa de Cavallo, quien anunció su renuncia alrededor de las 3 de la mañana y se fue del país junto a su familia. En simultáneo, la Policía Federal reprimió con gases lacrimógenos en la Plaza de Mayo y los conflictos continuaban escalando.

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Horas más tarde, ya a mitad de la mañana, el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo llegó junto a militantes de derechos humanos y el grupo Quebracho a la Plaza, donde fueron reprimidos por la Policía Montada. Para evitar que las personas que se manifestaran fueran heridas, los periodistas y fotógrafos que se encontraban en el lugar intentaron hacer un escudo humano.

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El estallido de diciembre de 2001, tras años de alza del desempleo y la pobreza.

Todos los medios transmitieron las imágenes por televisión y generaron que más gente descontenta se acercara a apoyar las protestas contra el gobierno. Ya sobre el mediodía, la Plaza de Mayo estaba repleta de personas de todas las edades y clases sociales, pero toda la zona fue rodeada por agentes de infantería de la Federal, que reprimieron a la multitud con gases lacrimógenos y balas de goma.

De esta manera, los incidentes fueron creciendo y se extendieron a lo largo de la avenida de Mayo hasta la 9 de Julio, donde grupos de militantes de izquierda se enfrentaban con las fuerzas de seguridad. La violencia escaló a niveles tan altos que se presenciaron asesinatos en Plaza de Mayo, el Congreso de la Nación y en las inmediaciones del Obelisco. Esta misma situación se replicó en Rosario y las principales ciudades del país.

La renuncia de Fernando De la Rúa

Alrededor de las 16 del 20 de diciembre, De la Rúa habló por cadena nacional y aseguró que no dejaría la Presidencia y, durante el mensaje que duró 11 minutos, convocó a un acuerdo para reformar la Constitución. Esta “última jugada” con el objetivo de recomponer su gobierno no fue apoyada por los líderes del PJ ni por parte del radicalismo.

Tras haber recibido el rechazo de los principales sectores políticos y económicos, firmó su renuncia dirigida al presidente provisional del Senado, Ramón Puerta: “Confío en que mi decisión contribuirá a la paz social y a la continuidad institucional de la República”.

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De La Rúa se va en helicóptero, la última imagen como Presidente

El conflicto en los exteriores había escalado al punto tal que la policía usaba balas de verdad contra los manifestantes. Sobre las 19, De la Rúa dejó la Casa Rosa en el helicóptero presidencial y generó la imagen que se convirtió en un símbolo de la caída del proyecto político y económico de la gestión de la Alianza, así como una de las fotos más emblemáticas de la política argentina.

2001 en Santa fe

Santa Fe fue, en 2001, uno de los escenarios donde la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 mostró su cara más violenta. Como en el ’89, Rosario había sido uno de los lugares donde hubo saqueos. La respuesta a las personas que se agolparon en las puertas de los supermercados, a la espera de un paquete de comida, fue balas y una represión ordenada desde el poder como un último manotazo de una política totalmente agotada. En el país hubo 38 muertos, de los cuales nueve se registraron en la provincia de Santa Fe (ocho de ellos en Rosario y Villa Gobernador Gálvez).

Entre el 19 y 20 de diciembre de 2001, según pudo constatar la comisión investigadora no gubernamental formada meses después, los muertos de Rosario y Villa Gobernador Gálvez fueron Yanina García (18 años), Graciela Acosta (35), Juan Alberto Delgado (24), Rubén Pereyra (20), Walter Campos (15), Ricardo Villalba (16), Graciela Machado (35), Claudio “Pocho” Lepratti (36) y en la ciudad de Santa Fe Marcelo Passini (35).

A 20 años del estallido: familiares de las víctimas frente a un dolor que perdura

Los equipos periodísticos de La Capital recorrieron las calles de Rosario de este a oeste y de norte a sur durante los días de estallido social. Inclusive un periodista recibió un balazo en la cintura en medio de una cobertura en barrio San Francisquito. «Casualmente», en los casos en que la policía reprimió causando muertes no había medios presentes.

El caso más trascendente fue el asesinato del docente y militante social Claudio Lepratti en una escuela de barrio Las Flores. Pocho gritó desde la terraza del establecimiento: «No tiren que hay chicos comiendo», cuando recibió un disparo que ingresó en su garganta y le causó la muerte inmediata.

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