Margarita Flores, dueña del pato y de la florería, relató cómo fue el momento en que tuvo que despedirse de su inseparable compañero: «Desde la Municipalidad vinieron y me dijeron que recibieron una denuncia anónima contra Juan y que tenía que retirarlo, así que lo hice. Después, los vecinos empezaron a preguntar por Juan, y cuando les comentaba la situación me decían que esto no podía ser, que había que juntar firmas para que vuelva», explicó, visiblemente afectada.
La reacción del barrio fue inmediata. En pocos días, más de 7.000 personas firmaron una petición para que Juan pueda volver a su lugar de siempre, donde pasaba el día caminando entre flores, posando para fotos y saludando a los vecinos con su andar particular. El animal se había convertido en una figura cotidiana y entrañable, al punto de ser considerado “la mascota del barrio”.
Pero la historia no terminó ahí. El caso se volvió viral en redes y medios, y en las últimas horas se supo que el pato ya tiene abogado. El letrado Óscar Mellado, especialista en derecho animal, asumió la representación legal de Juan y presentó un recurso administrativo de revocatoria para que el animal pueda regresar a la florería.
En sus argumentos, Mellado señaló que Juan es «un ser sintiente con derecho a permanecer en el entorno donde se desarrolló emocionalmente y al que está adaptado».