Los dirigentes aceptaron la renuncia del director deportivo, el gran apuntado por el mal momento sabalero en la temporada.
La salida de Iván Moreno y Fabianesi como director deportivo de Colón no sorprendió a nadie. Era, en rigor, el desenlace inevitable de un proyecto que nació con expectativas, pero que nunca logró afianzarse ni ofrecer respuestas concretas a las urgencias del club.
La renuncia, aceptada en las últimas horas por la dirigencia, marca el fin de una etapa breve pero cargada de errores de gestión, decisiones apresuradas y una alarmante desconexión con la realidad futbolística de la Primera Nacional.
Moreno y Fabianesi había asumido con la promesa de encabezar la reconstrucción deportiva tras el descenso. Su discurso se apoyaba en la planificación a largo plazo, el armado de un plantel competitivo y la búsqueda de identidad. Sin embargo, esas ideas nunca se tradujeron en resultados. La elección de Ariel Pereyra como DT, sin experiencia en el fútbol profesional, fue el primer síntoma de una gestión arriesgada y poco realista. Su rápida salida dejó al equipo a la deriva y a la figura del director deportivo muy expuesta.
El mercado de pases, otra responsabilidad directa de Moreno y Fabianesi, tampoco ofreció soluciones. Muchos refuerzos no estuvieron a la altura de la categoría, y el plantel terminó siendo un rompecabezas de nombres sin cohesión ni carácter competitivo. A medida que los partidos pasaban, el club se alejaba del Reducido y el proyecto perdía respaldo tanto adentro como afuera.
En las últimas semanas, la pérdida de poder fue notoria. No participó de la llegada de Andrés Yllana como nuevo entrenador, ni en las incorporaciones recientes. Las decisiones clave comenzaron a tomarse desde otros sectores, dejando en claro que su ciclo estaba agotado. Su renuncia terminó siendo apenas una formalidad.
Colón atraviesa un presente deportivo e institucional inquietante. A ocho puntos del Reducido y con un plantel golpeado, necesita decisiones firmes y una conducción clara. La salida de Moreno y Fabianesi es apenas el primer paso de una reestructuración que deberá ir más allá de los nombres.
El club ya no puede permitirse experimentos ni improvisaciones. Con la ilusión del ascenso cada vez más lejana, lo que está en juego ahora es la credibilidad del proyecto y el vínculo con su gente. Recuperar el rumbo será una tarea compleja, pero indispensable.
SFA – LT10