La práctica que relaja los músculos y libera tensiones

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También conocido como masaje corporal completo, el masaje sueco es el más conocido y realizado en nuestro país. Descontracturante y relajante, alivia la tensión muscular y mejora la flexibilidad. Se originó en Suecia a fines del siglo XIX. Fue desarrollado por el médico sueco Pehr Henrik Ling -instructor de gimnasia en la Academia de Guerra de Karlberg, especialista en anatomía y fisiología humana y posteriormente fundador de la gimnasia sueca-, convencido de que el masaje podía ayudar a aliviar el estrés, la tensión muscular y mejorar la circulación sanguínea.

Debido a una parálisis en su brazo, Ling había tomado contacto con la esgrima, utilizándola como terapia, hasta que luego de recuperar totalmente la capacidad de movimiento, advirtió la utilidad y los efectos de los ejercicios físicos. Fue así que se especializó en gimnasia medicinal, importó técnicas de masaje de China y fundó el Instituto Central Real de Gimnasia, donde difundió sus técnicas de masaje sueco.

“Se caracteriza por una serie de movimientos largos y fluidos que se aplican sobre la piel con aceite o crema, movimientos circulares, espirales, amasamiento, estiramiento y flexión con una presión media”, señala Vanesa Martínez, terapeuta especializada en esta técnica desde hace 10 años.

“Ideal para quienes buscan relajarse y reducir el estrés, consiste en una serie de maniobras que se realizan siguiendo las fibras musculares para relajar los músculos y liberar tensiones. Los movimientos son suaves, rítmicos y están diseñados para mejorar la circulación sanguínea y linfática, además de relajar tanto cuerpo como mente”, advierte por su parte Mónica Albarracín, especialista en este tipo de masaje.

Se suelen trabajar las extremidades, la espalda y el cuelloEmirMemedovski – E+

El masaje sueco llegó a la Argentina a fines del siglo XIX. Uno de los pioneros en introducirlo fue el médico y profesor de gimnasia sueco-argentino, Eduardo Ladislao Holmberg (1852-1937), que había estudiado en Suecia y se había formado en la técnica de masaje de Pehr Henrik Ling. El propio Holmberg lo introdujo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, donde enseñó desde 1880 y fundó la primera Escuela de Gimnasia y Masaje en la Argentina, además de escribir varios libros sobre el tema.

“El masaje sueco es una técnica versátil que puede ser beneficiosa en una variedad de situaciones. Ayuda a reducir la tensión muscular y el estrés promoviendo la relajación; alivia el dolor y la inflamación en áreas específicas; restaura la energía y reduce la sensación de cansancio. También puede ayudar a mejorar la calidad del sueño a partir de la relajación profunda, acelerar el proceso de recuperación y reducir la inflamación en lesiones deportivas. A su vez, puede aliviar la tensión y el dolor en el cuello y la espalda (cervical y dorsal), síndrome del túnel carpiano (inflamación y dolor en la muñeca y la mano”, precisa Martínez, que dirige Walansi Spa.

Este tipo de masaje está indicado principalmente en situaciones de estrés, tensión muscular o dolores crónicos. También es útil para aquellos que buscan mejorar su circulación, aliviar contracturas o simplemente para desestresarse y desconectar de las presiones.

“Mi interés surgió cuando comencé a explorar el mundo de las terapias alternativas. Es una práctica que me llamó mucho la atención debido a sus beneficios, tanto para el cuerpo como para la mente. No es una técnica invasiva, por lo que es adecuada para personas de todas las edades”, advierte Albarracín.

Movimientos suaves y relajantes

Las especialistas cuentan que una sesión puede variar ligeramente según el terapeuta y las necesidades específicas de la persona que recibirá el masaje. Puede durar entre 30 minutos y una hora y media, dependiendo de la complejidad del tratamiento.

“Antes de comenzar se evalúan las áreas de tensión y dolor mediante palpación y una serie de preguntas, y con ese diagnóstico nos enfocamos en las áreas específicas, como el cuello, los hombros, la espalda o las piernas, para finamente completar la sesión con una relajación acompañada con movimientos suaves y relajantes”, resume Martínez una sesión regular.

“Una vez que la persona se recuesta en la camilla, se le aplica aceite sobre la piel para facilitar una serie de movimientos lentos y rítmicos en todo el cuerpo, enfocándose en las áreas de mayor tensión. Se suelen trabajar las extremidades, la espalda y el cuello”, señala por su parte Albarracín.

Según las especialistas, durante la sesión se puede experimentar una sensación profunda de relajación y calma, a medida que los músculos se sueltan. También es común sentir un leve calor o incluso una ligera presión en las áreas tratadas. Después, los efectos son generalmente muy positivos, con una sensación de ligereza, bienestar general y reducción del dolor o la tensión acumulada. Algunos pueden sentir algo de fatiga o un poco de dolor en las zonas trabajadas, pero estos efectos desaparecen rápidamente.

“Cada persona es única y las sensaciones que experimentan durante y después de una sesión de masaje pueden variar dependiendo de las necesidades y circunstancias individuales”, concluye Martínez.

Se aplica aceite para facilitar los movimientos

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