Un experto financiero lanza una advertencia: «Hoy la mayoría no está invirtiendo, está apostando»

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Cada vez más personas buscan salidas rápidas a sus problemas financieros y muchas de ellas están eligiendo un camino que, lejos de ser una solución, las acerca peligrosamente a un precipicio: el de las apuestas online.

«Hoy la mayoría no está invirtiendo, está apostando», advierte Matías Daghero, asesor financiero, quien asegura que esta tendencia se ha convertido en una problemática urgente, especialmente entre los más jóvenes. Según datos recientes, el 38% de los jóvenes argentinos ya apostó online, mientras que solo el 5% invierte en la bolsa.

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Las cifras hablan por sí solas y reflejan una profunda grieta cultural y educativa. En un país donde las apuestas deportivas online se promocionan en camisetas, redes sociales y publicidades invasivas, la promesa de «dinero rápido» se ha vuelto tan seductora como engañosa.

«Te venden un sueño, una fantasía de control y conocimiento. Pero la verdad es que están vaciando tus bolsillos», afirma Daghero.

La ilusión del atajo financiero

La emoción del gol que cambia un resultado, la ruleta que gira con suerte, el clic que promete multiplicar tu plata: todo esto forma parte de un ecosistema digital que convierte el juego en una trampa. «No es solo un problema de azar, sino una adicción que está robando el futuro de nuestros jóvenes», subraya el asesor.

Contrariamente, invertir es un acto de construcción. No requiere ser experto en Wall Street, sino tener disciplina, paciencia y una visión de largo plazo. Es la decisión de hacer que el dinero trabaje para uno, en lugar de dejarlo en manos del azar.

¿Por qué invertir?

Daghero destaca los beneficios concretos y transformadores de invertir:

  • – Construcción de patrimonio real: Invertir es apostar (en el buen sentido) al crecimiento de empresas reales. Desde gigantes como Google o Microsoft hasta startups locales, el dinero invertido impulsa el progreso económico.

  • – Interés compuesto: La conocida «octava maravilla del mundo» hace que incluso pequeñas inversiones, con tiempo y constancia, crezcan de forma exponencial.

  • – Alcance de metas personales: Comprar una casa, viajar, educar a los hijos, tener una jubilación tranquila… todo esto es más viable con una estrategia de inversión.

  • – Seguridad y tranquilidad financiera: Invertir es generar un colchón que protege ante crisis o imprevistos.

  • – Desarrollo de habilidades: Invertir enseña a tomar decisiones informadas, analizar riesgos y planificar a futuro.

  • – Participación activa en el crecimiento del país: Cada inversión en empresas productivas significa más empleo, más innovación y más desarrollo para la economía.

  • – En contraste, quienes apuestan de forma sistemática casi siempre terminan perdiendo todo su capital.

Argentina apuesta, el Mundo Invierte

Mientras que en Estados Unidos el 55% de la población invierte en bolsa, en Argentina esa cifra apenas llega al 5%. Esta diferencia no es solo estadística: es una señal clara de cómo distintas sociedades eligen enfrentar su futuro.

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«Pasar de apostador a inversor no es solo un cambio de hábito, es una transformación de vida», afirma Daghero. «Es dejar de alimentar una industria que te quita para empezar a construir tu propio camino financiero».

La solución, asegura, está en la educación financiera y en un cambio cultural profundo. Es hora de dejar atrás la lógica del «dinero fácil» y abrazar una filosofía de inversión responsable, accesible y sostenida en el tiempo.

«Argentina puede y debe cambiar esta tendencia. Podemos pasar de ser un país de apostadores a una nación de inversores».

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