El 2025 de Estudiantes: una película que puede tener un broche de oro

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Probablemente sea uno de esos años en los que quedará grabado a fuego en todo Estudiantes de La Plata. Casi que una novela borgiana, una letra de Spinetta o, simplemente, la nueva película típica de la historia misma del Pincha. Si hasta hace dos meses se le preguntaba a cualquier hincha del León qué puntuación le daban al 2025 de su equipo, probablemente pocos habrían dicho que aprobaba. Pero hoy, todos rebozan de alegría.

Porque ese gusto a épica, redención, resiliencia y muchos adjetivos más, le dan un sabor distinto al Torneo Clausura respecto a los trofeos conseguidos en el último tiempo. Acá hay algo más. En el análisis macro de la temporada, está más que claro que los resultados no fueron buenos. Eliminado prontamente de la Copa Argentina a manos de Aldosivi, entró por la ventana en ambos campeonatos locales y el premio consuelo de haber estado cerca de dejar en el camino al poderoso Flamengo en la Libertadores.

El caso Foster Gillet, el primer acto de la obra

Y no sólo fue turbulento lo deportivo. De hecho, una forma de explicar las pálidas en el transcurso del año es claramente a través de lo extrafutbolístico. Una obra que tuvo como primer acto la relación que se construyó entre Juan Sebastián Verón y Foster Gillet, en un contexto donde el tema de las Sociedades Anónimas Deportivas y el ingreso de capitales privados a los clubes estaba más caliente que nunca.

En el medio, alguna que otra declaración de Eduardo Domínguez que ya daba una pequeña muestra de que puertas adentro había una tensa calma. “Te vas a dormir la siesta y llega un jugador. Te vas a dormir, desayunas y llegaron tres más”, había dicho el Barba cuando de la noche a la mañana Cristian Medina, Facundo Farías, Ezequiel Piovi, Santiago Núñez, entre otros, arribaron a La Plata.

Juan Sebastián Verón junto a Foster Gillett

Carina Magnabosco, segundo acto

Encima, para sumarle más leña al fuego, saltaron más fusibles en el Country Club cuando Carina Magnabosco, quien iba a meterse en el área de fútbol de Estudiantes a través de la Brujita, se hizo presente en la institución. También la contratación de Agustín Alayes como nuevo manager del club, opacando la figura de Marcos Angeleri, de estrecha relación con ED.

Así y todo, y como si fuera una premonición de lo que vendría meses después, entró raspando a los playoffs del Apertura a pesar de caer goleado con Argentinos, y tuvo que visitar a Rosario Central -aún no campeón designado por la AFA- en los octavos. Aquella vez el Canalla salió victorioso. Paralelamente, en la Copa salió puntero de un grupo chivo como lo fue el de Botafogo, U. de Chile y Carabobo, lo que le daba vida a Domínguez como deté del León.

Y de esa forma el Pincha continuó en la segunda parte del año, o por lo menos hasta estar con un pie al borde del abismo. Claro, porque tras 10 partidos sin ganar, a partir de la victoria 2-1 con Huracán -sí, el equipo el cual el Barba es ídolo e hincha- en UNO logró respirar y volvió a las bases que le dieron tantas alegrías en el último tiempo. La gente siempre apoyó a su técnico, a pesar de los cuestionamientos internos.

Luego vinieron los cuartos de final por Libertadores con el Mengao, donde resistió el asedió del rival y tras caer solo 1-0 en el Maracaná, en 1 y 57 forzó los penales. Aunque, a diferencia de lo que vendría después, perdió por dicha vía. Fue un golpe duro para los platenses, que ganaron un partido de los siete siguientes a la eliminación, poniendo otra vez en jaque al ex Colón. A menos que consiguiera el campeonato, su salida estaba casi sentenciada. Pero otra vez, el Pincha resurgió.

Carina Magnabosco, la «aliada estratégica» de Verón, junto al presidente de Estudiantes en el partido ante Aldosivi.

El pasillo-gate y la guerra con la AFA

El campeonato de liga otorgado a Central en las oficinas de la Liga Profesional trajo consigo una guerra abierta entre Verón y Claudio Tapia junto a Pablo Toviggino, la cual derivó en ese pasillo de espaldas a Ángel Di María y compañía que le dieron fuerzas de donde antes no habían, para dar el golpe en Arroyito y eliminar al equipo que más puntos obtuvo en el año.

El pasillo de espaldas de Estudiantes a Rosario Central.

Siempre de visitante -al igual que Platense- se sobrepuso a Central Córdoba y, nada menos, Gimnasia en el Bosque. Con Muslera, Ascacibar, Cetré, Palacios y Medina como estandartes, lograron meterse en una final que nadie imaginaba que tuviera a EDLP en ella. Así, el pecho ya estaba tan inflado que incluso estando perdiendo 1-0, y a falta de cuatro minutos, apareció Carrillo tras cuatro fechas out para mostrar que a este León no había que darlo por vencido.

El Clausura fue solo el acto final de una obra sencillamente para encuadrar y mantener el recuerdo cerca de la memoria colectiva Pincha. Ahora, antes de cerrar un año -o función- para la historia, queda un último compromiso. Una nueva oportunidad de sumar una nueva estrella. El Trofeo de Campeones, el cual viene de ganar en 2024, puede ser la frutilla del postre.

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