Veterinarios advierten por los síntomas de una enfermedad silenciosa que sufren los gatos: La alimentación es muy importante

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La alimentación de los gatos es tan importante como delicada, ya que llevarla de forma incorrecta puede traer graves problemas de salud. Precisamente, una veterinaria reveló un tipo de enfermedad «silenciosa» que afecta en su mayoría a gatos domésticos y que, si no es atendida a tiempo, podría causar la muerte.

La salud de las mascotas depende, en su mayoría, de lo que consumen a diario. Así lo dio a conocer la veterinaria española Neus Candela al medio La Vanguardia: «Los gatos tienen hígado graso por el consumo excesivo de productos ultraprocesados«. De esta manera, la veterinaria dio a conocer un problema cada vez más frecuente en los gatos: el desarrollo de lipidosis hepática felina, popularmente conocida como hígado graso.

Así, la veterinaria explicó: «La lógica es muy simple, si el consumo excesivo de carbohidratos ultraprocesados causa hígado graso en humanos, ¿qué esperamos que pase en un carnívoro estricto que los come cada día de su vida? No es casualidad, es causa y efecto». La lipidosis hepática felina es la enfermedad hepática más frecuente entre los gatos domésticos y puede llegar a ser mortal si no se detecta a tiempo. Se desencadena, en la mayoría de los casos, cuando el animal reduce o abandona su ingesta de alimentos, lo que obliga al organismo a movilizar reservas de grasa. Sin embargo, su hígado no está preparado para procesar esa sobrecarga de lípidos, lo que deriva en disfunción hepática.

Lo llamativo de esta enfermedad es que suele desarrollarse de forma «silenciosa», ya que sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedad. Por eso, es importante prestar atención y recurrir a una consulta médica cuanto antes. Los síntomas suelen surgir de manera gradual: anorexia persistente, pérdida de peso rápida, deshidratación, náuseas, hipersalivación, vómitos y letargo. En etapas avanzadas, se observan ictericia (una coloración amarillenta de piel y mucosas), convulsiones e incluso un aumento del tamaño del hígado. Muchos gatos afectados pierden entre el 25% y el 40% de su masa corporal en apenas tres a siete días.

¿Cómo prevenir y atender esta enfermedad silenciosa?

La clave está en la detección temprana. Un veterinario puede confirmar la lipidosis mediante un examen exhaustivo que incluya análisis de sangre, ecografía abdominal y, en algunos casos, citología o biopsia hepática.

El tratamiento comienza con restaurar el estado nutricional del gato. En casos graves se requiere hospitalización, fluidoterapia y alimentación asistida mediante sondas nasoesofágicas o esofágicas, utilizando dietas ricas en proteínas y equilibradas en grasas y carbohidratos. Suplementos como L-carnitina, taurina y vitamina K pueden ser parte del plan médico, así como medicamentos para controlar náuseas y vómitos.

El pronóstico mejora notablemente cuando se actúa a tiempo. Si bien los casos graves o acompañados de otras enfermedades complican la recuperación, una intervención rápida permite que muchos felinos retomen una vida plena. La prevención, por su parte, pasa por mantener un peso adecuado, evitar dietas inadecuadas y reducir los cambios abruptos en alimentación o entorno.

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