Australia: otra vez miles de personas participaron de marchas antisemitas

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ANTISEMITISMO

Hubo manifestaciones de grupos pro-palestinos con consignas anti-Israel en más de 40 ciudades del país

Decenas de miles de australianos participaron otra vez este domingo en manifestaciones organizadas por grupos pro-palestinos en más de 40 ciudades del país, con consignas contra Israel  y llamados a sanciones diplomáticas.

Los actos, que según los organizadores congregaron hasta 350.000 personas  —aunque la policía redujo esa cifra a unas decenas de miles— se produjeron en un contexto de creciente fricción entre Canberra y Jerusalén.

El gobierno laborista de Anthony Albanese anunció a mediados de agosto su decisión de reconocer un Estado palestino, en sintonía con países europeos como Francia y Reino Unido, y días después revocó la visa de entrada del parlamentario israelí Simcha Rothman, quien había sido invitado a dirigirse a comunidades judías en Australia.

Jerusalén respondió retirando las acreditaciones a diplomáticos australianos destinados ante la Autoridad Palestina, lo que profundizó la crisis bilateral.

En las marchas de Sídney, Brisbane y Melbourne, los organizadores acusaron a Israel de “genocidio” en Gaza, ignorando el hecho de que la actual ofensiva militar comenzó tras la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, cuando más de 1.200 israelíes fueron asesinados y 251 secuestrados en un ataque sin precedentes.

A pesar de esta realidad, líderes políticos locales, como la senadora de Queensland Larissa Waters, pidieron sanciones contra Israel “similares a las aplicadas a Rusia”, y el cese del comercio de armas bilateral.

Desde la dirigencia comunitaria judía, Alex Ryvchin, co-director ejecutivo del Consejo Ejecutivo de Judíos de Australia, advirtió en Sky News que estas marchas crean “un ambiente inseguro que no debería estar ocurriendo”, reflejando la preocupación por el auge del antisemitismo en el país.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, respondió con dureza a la política de Albanese, calificándolo de “débil” y de haber “abandonado” a la comunidad judía australiana.

El trasfondo es la contradicción de un gobierno que se declara comprometido con la seguridad y la paz, pero que al mismo tiempo legitima políticamente a un movimiento que niega la existencia misma del Estado judío.

Para Israel, el reconocimiento unilateral de un Estado palestino mientras Hamás continúa gobernando Gaza y reteniendo rehenes  no solo debilita las perspectivas de paz, sino que premia la violencia terrorista.

En ese sentido, las tensiones actuales con Australia se suman a un debate más amplio dentro de Occidente: si la respuesta al terrorismo debe ser premiarlo con legitimidad política o enfrentarlo con firmeza para garantizar seguridad y estabilidad en la región.

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