El crimen del camarógrafo Gustavo Gutiérrez generó conmoción en San Lorenzo a fines de 2022. Hubo una ventana de tiempo en la que no se supo cómo y por qué este hombre de 45 años apareció bañado en sangre en un paso a nivel de esa ciudad, caminando con las últimas fuerzas y dos tiros en el cuello. Luego se descubrió que una conocida lo había convocado a una cita donde lo esperaban para robarle el auto, incendiado en un campo horas más tarde. Este lunes comenzará el juicio oral por el caso, con un hombre y una mujer acusados por delitos que prevén prisión perpetua.
El debate oral se iniciará a las 9 en los Tribunales de San Lorenzo ante los jueces Griselda Strólogo, Eugenio Romanini e Ignacio Vacca. Detenidos bajo plazos de prisión preventiva extendidos, los acusados son Diego Jesús Pérez, de 27 años, y su pareja Andrea Belén Mimbrero, de 26. El joven está preso como autor de los disparos y la mujer, en calidad de partícipe necesaria, como quien convocó a la víctima a un falso encuentro.
La fiscal Luisina Paponi encuadró el caso como un homicidio criminis causa —es decir, cometido para garantizar otro delito—, figura que prevé prisión perpetua. A esto Pérez suma la portación ilegal del arma calibre 22 largo usada en el crimen que hasta el momento no se encontró. La misma pena reclaman los abogados querellantes Daniel Machado, Adrián Ruiz y José Ferrara en representación de Analía Balmaceda, expareja de la víctima y madre del hijo de Gutiérrez, que tenía 4 años al momento del crimen. La mujer tiene previsto declarar en el juicio, una instancia que espera para “poder explicarle a su hijo lo que pasó y encontrar justicia”, indicó Machado.
En la primera jornada está previsto que las partes presenten sus alegatos de apertura. Entre martes y miércoles se realizará la presentación de las pruebas, entre las que figuran las declaraciones de policías y peritos, las filmaciones de allanamientos, las pericias de celulares de los acusados y una inspección informática de la computadora de la víctima que dio la clave para llegar a ellos.
La semana del juicio
La defensa, a cargo del defensor público Franco Fosco, citará además a una trabajadora social, una psicóloga y familiares que darán cuenta de las circunstancias personales de los acusados, además de un perito mecánico y otro informático propios. Tras los alegatos de cierre pautados para el jueves 14, el próximo lunes 18 el tribunal estaría en condiciones de dar a conocer su veredicto.
A Gutiérrez le decían “Negro” y era apreciado por sus compañeros de trabajo en Televisión Regional San Lorenzo. La madrugada del 29 de diciembre de 2022 llegó cubierto de sangre hasta un paso a nivel de Oroño y Rippa donde unos policías custodiaban el paso de un tren cargado con cereal. “Me dispararon, no doy más”, les dijo. Alcanzó a balbucear su apellido y murió en ese lugar, con dos plomos en el cuello, a unas cinco cuadras de donde lo habían baleado para robarle.
Siete personas contaron que lo vieron deambular por la zona implorando ayuda, sentándose por momentos a descansar, haciendo señas al paso de los autos y hasta tocando timbre en alguna vivienda, sin que alguna persona se atreviera a socorrerlo. “Golpeaba la puerta de una vecina, estaba todo ensangrentado. Gritaba que llamen una ambulancia”, contó una mujer. “Estaba todo ensangrentado y gritaba «Dios mío, Dios mío». Por miedo le cerré” apuntó otro vecino.
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Despedida de año
La noche anterior a ese trágico desenlace Gutiérrez había celebrado una suerte de despedida del año con cinco amigos de su círculo más cercano en su casa de Puerto San Martín. Cenaron pizzas caseras y compartieron unas cervezas hasta las 3 de la madrugada. Luego llevó en auto a una amiga hasta su casa y se despidió “bien, lúcido, retranquilo, como era su costumbre”. Una hora y media después apareció casi desangrado ante dos los policías que custodiaban el paso de un tren rumbo a Terminal 6.
La pista de lo que ocurrió en ese lapso se encontró en su computadora, que había quedado encendida en su dormitorio y con las redes sociales abiertas. El último chat había sido por Facebook con Lha Belu, una usuaria con quien registraba diálogos previos. La mujer inició la conversación a las 3.25. “¿Cómo anda, señor?”, saludó, y le propuso a Guitérrez encontrarse as las 4.10 “en la Genaro Roldán”.
Cuando el camarógrafo llegó al lugar lo abordó un hombre que le efectuó dos disparos y le quitó el auto. Una bala ingresó sobre la clavícula izquierda y quedó alojada en el pulmón derecho de la víctima. Otra recorrió la mandíbula de izquierda a derecha. Murió, tras su caminata en agonía, por una hemorragia masiva en la región cervical. Horas más tarde el auto apareció calcinado cerca de un campo de Andino.
Días después, el 4 de enero, la policía allanó la casa de Mimbrero en Islas Malvinas y Alemania, de San Lorenzo, donde convivía con Pérez. De su celular se recuperó este mensaje: “Me siento culpable y eso que no jalé el gatillo”. También detuvieron a su pareja, a quien le decían “Porteñito”, quien envió a sus amistades mensajes aludiendo al crimen: “Fui yo. Estaba reempastillado. No era para ponerlo pero bueno, viste como es, amigo”, dijo antes de pedir que cuidaran a su madre y avisar que lo rodeaba la policía.