En diálogo con Canal E, el analista político Miguel Ponce analizó el nuevo tablero geopolítico global, marcado por la tensión comercial y militar liderada por Estados Unidos, y su impacto en la política exterior argentina.
Un nuevo orden mundial: amenazas, aranceles y puertos colapsados
«Estamos viviendo una transición«, afirmó Ponce al describir el contexto global actual. «Ese mundo donde las resoluciones se tomaban por consenso ya no existe más«, sostuvo. En su lugar, emergen «una política arancelaria agresiva y amenazas desde el propio gobierno de Estados Unidos«, como parte de lo que denominó el “Nuevo Orden 2034”.
Las tensiones escalaron recientemente con la respuesta de Rusia a las amenazas militares de EE.UU., sumada a la negativa de países como India, China y Brasil a ceder soberanía energética por presión estadounidense. «Dijeron que seguirán comprando petróleo a Rusia«, explicó, destacando que «la OMC guarda silencio absoluto«.
A nivel logístico, la situación también es crítica. «40% de la actividad portuaria de EE.UU. está en descenso«, señaló. Entre las causas: demoras aduaneras internas, represalias chinas y puertos europeos trabajando a media capacidad. «Hay contenedores dando vueltas y aumentando costos logísticos«, lo que también afecta a países periféricos como Argentina.
Argentina y su lugar en el juego: ¿beneficio estratégico o riesgo geopolítico
Aunque Argentina se perfila como uno de los países favorecidos por EE.UU. en su política arancelaria, Ponce fue cauteloso. «Nosotros estamos privilegiados, pero es una jugada riesgosa«, advirtió. «Los alineamientos automáticos tienen un riesgo«, ya que un cambio económico interno en EE.UU., como mayor inflación, podría revertir beneficios actuales.
A pesar de un supuesto 0% de arancel, «todavía nos toca el 10%, igual que al resto«, aseguró. Según Ponce, esto podría cambiar por una cuestión política: «Hay una especulación de que seremos beneficiados por integrar el eje Novoa-Bukele-Milei, encargado de frenar la influencia china«.
El analista también aclaró que, aunque algunos sectores como el acero, aluminio y posiblemente el cobre seguirán exportando con aranceles altos, el acceso al mercado norteamericano sigue siendo vital. «EE.UU. sigue siendo el mercado de consumo más grande del mundo«, dijo.
Sin embargo, «¿alcanza esto para contrabalancear cuando ya peleamos con nuestros dos principales socios comerciales, Brasil y China?«, se preguntó. La clave, para Ponce, es no perder de vista que «el Mercosur es una política de Estado«.
Finalmente, destacó que las decisiones de Washington están guiadas más por geopolítica que por comercio real. «La excusa inicial fue plantear esto en los marcos comerciales, pero las decisiones se están tomando por seguridad nacional«, subrayó.