La Copa Argentina suele dar sorpresas. Equipos del ascenso eliminando a conjuntos de la Primera División. Esto se dio más de una vez y por eso los entrenadores ya no rotan tanto las formaciones, sino que suelen jugar estos encuentros decisivos con lo mejor disponible. Lo que sucedió entre San Lorenzo y Tigre fue otra cosa.
Ambos están disputando el partido en la cancha de Deportivo Morón, por los octavos de final del certamen. Y la jugada en cuestión se desarrolló a los 24 minutos del primer tiempo. El encuentro todavía estaba en rounds de estudio, ninguno era superior al otro. El partido se destrabó con una jugada tan anunciada y vieja como el fútbol: pelotazo del primer central de Tigre, Guillermo Soto, para Ignacio Russo, centrodelantero del Matador, que como siempre intentó pivotear esa pelota para los mediocampistas del equipo de Dabove. La jugada no progresó porque, en primera instancia, Jhohan Romaña controló bien la segunda jugada; el delantero de Tigre había pecheado el balón, pero el mismo le había quedado al primer central del Ciclón, con la pelota en dirección al punto penal.
También venía cerrado el lateral derecho Ezequiel Herrera, bien desde lo táctico para respaldar a su compañero. Sin embargo, ahí vino el grosero error de ambos: ni Romaña ni Herrera rechazaron nunca la pelota. Ambos amagaron con hacerlo pero terminaron retirando el pie convencidos de que el otro lo iba a hacer. Pero no… Y ahí el que le sacó provecho a esa indecisión fue Héctor Fértoli, que sin controlar la pelota definió con clase al palo derecho del arquero.
Encima, para que el contexto de San Lorenzo empeore todavía más, Alexis Cuello se fue expulsado a los 47 minutos del segundo tiempo por doble amonestación: ambas sacadas por Yale Falcón Pérez en apenas cinco minutos. La primera fue por un empujón desde atrás sobre Jabes Saralegui; la segunda por ir a trabar abajo con el defensor Guillermo Soto.
Pareció una decisión exagerada del árbitro, pero pareció más una sanción disciplinaria para tener bajo control a todos los jugadores. ¿Qué había pasado? Minutos antes se había “picado” entre los titulares, se habían empujado por diferentes infracciones y reclamos de uno y otro lado.