La actriz Anita Gutiérrez tiene luz propia. Detrás de su sonrisa carismática y los ojos vivaces se esconde una personalidad que desborda energía. A lo largo de dos décadas ha recorrido un extenso camino en el que supo demostrar su multifacético talento. A los 11 años, por consejo de su psicóloga, empezó a estudiar teatro. “Tenía algunas dificultades para adaptarme al colegio. Ella le dijo a mi mamá: “Llevala a hacer teatro”. Y fue lo mejor que me pudo haber pasado”, confiesa. Así, tras un breve paso por clases con el entrañable Agustín Alezzo, llegó a “Río Plateado”, la escuela de formación integral y comedia musical del recordado Hugo Midón, donde se quedó durante siete años. Vendrían luego publicidades y sus primeros pasos en el teatro independiente. Allí la descubrió Adrián Suar y la sumó al elenco de “Herederos de una venganza”. Seguirían “Quitapenas”, “Sres. Papis” y “Esperanza Mía”, entre otros trabajos en TV. En cine no pasó desapercibida al encarnar a Remedios de Escalada en la película “San Martín: El cruce de los Andes”, junto a Rodrigo de la Serna. En teatro comercial llamó la atención en “Los Bonobos”, con Campi, Osqui Guzmán, Peto Menahem y Lizy Tagliani. Este año estrenó “New mamita”, la serie de Disney+ rodada en México, en la que se mete en la piel de Lucrecia Flores, una publicista que decide fingir un embarazo ante la presión social; y es toda una revelación como Elena en “Una Navidad de mierda”, la desopilante propuesta junto a Verónica Llinás, Alejo García Pintos y Tomás Fonzi, en el teatro Premier.
Se encuentra con NOTICIAS en una cafetería decorada con plantas que evocan serenidad y clima de hogar, un refugio sereno en medio del ritmo urbano, en el que se expresa con la misma pasión inagotable que transmite en escena.
Noticias: ¿Qué recuerda de sus clases con Midón?
Anita Gutiérrez: Era un director con una mirada única. Nos hacía tirarnos al piso, decir textos sin pensar. En ese momento no entendía del todo, pero con los años me cayó la ficha. Era una formación profunda, sin efectismos y con mucho afecto hacia los que nos estábamos formando.
Noticias: ¿Siguió vinculada a esa escuela?
Gutiérrez: Sí, primero como secretaria y era pésima porque nunca me cerraba la caja. Hasta que un día Hugo me dijo: “Lo tuyo no es esto”. Y me ofreció dar clases de tap y teatro. Además, me hizo una carta de recomendación y me abrió las puertas para conocer a otros directores. Fue un gran mentor, como lo fue mi terapeuta en su momento.
Noticias: ¿Su familia apoyaba el camino artístico?
Gutiérrez: Siempre me acompañaron. Mi mamá es psicóloga y escritora, acaba de publicar su primer libro a los 78 años. Mi papá es médico auditor y mi hermana es médica clínica. Nunca me presionaron para seguir otro camino. Ya de chiquita organizaba shows en casa, hacía magia, con la computadora imprimía entradas y las vendía. Me empezaron a contratar mis tíos para eventos familiares. Era algo natural para mí.
Noticias: ¿En qué momento decidió profesionalizarse como actriz?
Gutiérrez: No fue algo que planifiqué. Había algo de azar, de golpes de suerte, y muchas cosas particulares que me fueron pasando. Yo no me metí en teatro para ser actriz, lo hice porque me atrapó. Cuando empecé a ver que tenía algo de vocación, me decidí y entendí que esto era lo mío.
Noticias: Hizo teatro under y comercial. ¿Qué diferencias ve entre ambos mundos?
Gutiérrez: El comercial tiene algo hermoso: lo popular, el contacto con gente que viene del interior, que te ve en la calle Corrientes. Salís y alguien te dice: “Gracias, me hiciste reír, tenía un mal día”. Eso es impagable, pero el trabajo es el mismo, no importa si es un teatro grande o uno más pequeño. La esencia es la misma: hacer que la gente pase un buen momento, esa fiesta es sagrada para mí. Lo importante es que la gente se vaya feliz, haya sido en un teatro con 800 personas o en uno con 40. El público es lo más importante, y el trabajo es lo mismo en todos los espacios.
Noticias: ¿Considera que la suerte juega un papel importante en su carrera?
Gutiérrez: Sí, totalmente. Pero también la tenacidad, que es algo que hay que tener en este medio. Todo lo que me pasó fue de alguna manera impredecible, como cuando me quedé para una película y, de repente, el director falleció justo antes de que empezáramos los ensayos. Todo puede cambiar en un segundo y a veces las cosas se desmoronan de un momento a otro.
Noticias: ¿Cómo se soslayan esos giros inesperados?
Gutiérrez: Es importante estar preparado para los momentos buenos y los malos. Cuando estás en proyectos exitosos, no hay que dejar que eso te maree. La clave es estar preparado emocionalmente para los altibajos y entender que todo es parte de un proceso.
Noticias: ¿Cómo surgió “New mamita”?
Gutiérrez: En 2018, me encontré por casualidad con un amigo productor que empezó terapia en el mismo edificio donde yo vivía. Charlamos, tomamos un café, y me dijo que quería hacer algo con una actriz. Sumamos a dos amigos más y empezamos a pensar ideas. Surgió la historia de una mujer que, presionada por el mandato de ser madre, finge un embarazo en redes y se convierte en una falsa influencer. Nos interesaba cómo las redes construyen identidades, cómo se exponen los hijos, los mandatos sociales sobre la maternidad. La historia nació con esa mezcla de humor, crítica y ternura. Hicimos un tráiler con amigos y después, increíblemente, Disney compró el proyecto. Nos pidieron hacerlo en México, pero conmigo como protagonista y fue algo mágico.
Noticias: ¿Cómo fue la experiencia de trabajar en otro país?
Gutiérrez: Única. Viajamos los cuatro con la idea de que, aunque nadie nos conociera en México, había algo en nuestra historia que iba a conectar. Y, de repente, nos dimos cuenta de que había un interés real. La clave fue la tenacidad. En el proceso, aprendí mucho como actriz, vi cómo se realiza un casting y entendí por qué a veces no quedas en un proyecto, algo que no tiene que ver con el talento, sino con muchos factores.
Noticias: ¿Qué diferencias culturales notó?
Gutiérrez: Aunque el idioma es el mismo, hay palabras que tienen significados diferentes. Esas pequeñas diferencias nos dieron mucha comedia, algo que el equipo de Disney vio muy rápido. Fue un cruce de culturas que le dio un toque único al proyecto.
Noticias: ¿Usted sintió esa presión de ser madre?
Gutiérrez: Sí, en mis veinte pensaba que ese era el camino, pero no era un deseo real. Con los años me di cuenta de que no vibraba ahí. Nunca sentí presión de mi familia, pero sí social. Esa frase de “¿Quién te va a cuidar cuando seas grande?”, me chocaba. Me parecía loco tener un hijo por eso. Nunca cerré la puerta, pero el deseo no apareció.
Noticias: ¿Su corazón está ocupado?
Gutiérrez: (risas) Me di cuenta de que no encajo tanto en la estructura de convivencia. Estoy conociendo a alguien y estamos bien así, cada uno en su casa. Es la primera vez que me siento plena en el amor. La convivencia, para mí, suele afectar el vínculo.
Noticias: Las comedias están entre los espectáculos más vistos. ¿Por qué cree que el público tiene tanta necesidad de reírse?
Gutiérrez: La gente necesita desconectarse de la realidad. Vivimos en un país con muchas dificultades, y la risa es una forma de cortar con eso, de resetearse, de desconectar. El teatro tiene un valor único en este sentido, porque es una resistencia a la vida digital y virtual, donde la conexión real se pierde. En el teatro, la gente se sienta en una sala y se permite disfrutar de una experiencia colectiva. Para nosotros, como actores, sentir esa energía de la audiencia es vital. Los espectadores nos guían, nos dicen con su respuesta si estamos acertados o si necesitamos ajustar algo. Cuando el público responde, uno sabe que el trabajo está bien hecho. Es una experiencia única y mutua, donde no hay ego, sólo una circulación de energía.
Agradecimientos: estilismo y maquillaje Paulo Paul (@paulopolbaires) y Gise Danon Make Up (@gisedanonok) – Manuel Balut y Vestalia – Café Botánico