El presidente Javier Milei siguió la protesta en defensa de Cristina Fernández de Kirchner desde la quinta de Olivos y descansó en la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, la coordinación del operativo de control en la Plaza de Mayo.
Bullrich conformó un comando unificado en coordinación con el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y buscó mostrarse en control del perímetro que alcanzó la convocatoria, pero también las zonas aledañas.
Comando unificado
Por la mañana, efectivos de la Policía Federal Argentina (PFA), Prefectura Naval y la Gendarmería Nacional desembarcaron en las avenidas Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, atentos a las indicaciones de sus superiores.
Además, se desplegó el habitual vallado que restringe los accesos a la Casa Rosada, instalado en el corazón de la plaza, aunque sin cortes de tránsito.
Desde el mediodía, ambas avenidas quedaron completamente cerradas, como también las bocas de subtes.
En la periferia del operativo actuó la policía porteña, al igual que en la zona del departamento donde vive la expresidenta, ubicado en San José 1111, en el barrio de Constitución. Allí Cristina ya comenzó su arresto domiciliario.
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“Nuestro principio es molestar lo menos posible a la gente y que los que se manifiestan lo hagan sin violencia y ocupando el menor espacio público posible”, dijo Bullrich.
“Ellos creen que pueden estar en la calle diez días y que con eso van a volver al poder. No es así”, subrayó la excandidata presidencial de Juntos por el Cambio.
La movilización
“Es una marcha de tintes claramente políticos”, dijo, a su turno, el vocero presidencial, Manuel Adorni.
“Por supuesto es legítimo manifestar el descontento que pueda expresar un grupo, con opiniones distintas a las del mundo del Derecho”, ironizó el legislador porteño electo.
Adorni dijo también que, “mientras las manifestaciones se hagan dentro de la ley, no vamos a tomar ninguna medida”. Pero advirtió que “el protocolo antipiquete se cumple, y se va a cumplir siempre, porque es una decisión del presidente”.