La medida tiene como prioridad la ganancia empresarial y pone el riesgo la seguridad de trabajadores y usuarios.
Motosierra en los cielos
En una nueva embestida contra los derechos laborales, el gobierno de Javier Milei ha decidido derogar el decreto 778/2021, que establecía límites a las horas de vuelo y garantizaba períodos mínimos de descanso para los pilotos. Esta medida, impulsada por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, elimina regulaciones clave que protegían la seguridad de las tripulaciones y de los pasajeros
El decreto 778/2021 establecía un máximo de 90 horas de vuelo mensuales para aviones con dos comandantes, limitaba a 34 las horas semanales de labor y garantizaba un descanso mínimo de 36 horas consecutivas por semana. Su derogación abre la puerta a jornadas laborales extenuantes, aumentando el riesgo de fatiga entre los pilotos.
Esta decisión se enmarca en una política más amplia de desregulación del sector aerocomercial, que incluye la ampliación de la edad límite para que los pilotos puedan realizar vuelos, extendiéndola hasta los 68 años en aeronaves que requieren dos oficiales a bordo . Además, el gobierno ha facilitado la operación de aviones y tripulaciones extranjeras en el país, sin necesidad de registrarse nuevamente, promoviendo una mayor competencia en el sector
Los gremios aeronáuticos han manifestado su preocupación por estas medidas, que consideran un ataque directo a las condiciones laborales y a la seguridad aérea. La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y otros sindicatos advierten que estas políticas podrían derivar en un aumento de los conflictos laborales y en una degradación de los estándares de seguridad en la aviación argentina.
En lugar de promover una aviación segura y de calidad, el gobierno parece decidido a convertir el cielo argentino en un espacio de precarización laboral y de riesgo para todos. La derogación del decreto 778/2021 no solo representa un retroceso en los derechos de los trabajadores del sector, sino que también pone en juego la seguridad de millones de pasajeros
Es urgente que se reviertan estas medidas y se priorice la seguridad y el bienestar de quienes hacen posible que la aviación funcione: los trabajadores y trabajadoras del sector.