El Gobierno emitió el miércoles el Bonte 2030 con el objetivo de sumar dólares desde el exterior e incrementar las reservas sin intervenir en el mercado de cambios. Se trata de un bono en pesos a tasa fija, pero que tenía como condición ser comprado en dólares. Con este este instrumento se endeudó por US$ 1.000 millones y se comprometió a pagar una tasa de interés del 29,5% anual, bastante por encima de las proyecciones de inflación. Un importante beneficio para los capitales extranjeros con tal de intentar acercarse a las meta de reservas internacionales exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Tomando los datos de las consultoras relevadas por el Banco Central (BCRA) y los contratos del mercado de dólar futuro, quienes invirtieron ganarán más de 13% en dólares en seis meses, una tasa de beneficio casi imposible de encontrar en todo el mundo. Para el gobierno implica un fuerte pago por intereses dentro de seis meses. El Tesoro girará $ 169.330 millones, si se toma el dólar futuro para esa fecha que cotiza en $ 1.298, el equivalente a 130 millones de dólares.
El Fondo Monetario Internacional puso como meta de acumulación de reservas US$ 5.000 millones que deberán juntarse para antes del 13 de junio, según el nuevo acuerdo. El Gobierno enfrenta un problema ya que desde el “levantamiento” del cepo, el BCRA no compró dólares. Así busca cubrir el colchón de reservas tomando nueva deuda y no interviniendo en el MULC para evitar una disparada inflacionaria. El costo, una bola de nieve de deuda cada vez más grande, lo mismo que ya hizo Caputo bajo el gobierno de Macri.
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El bono, además, se diferencia del resto de la oferta de títulos en pesos que emite regularmente el Gobierno, que tienen intereses capitalizables. Los intereses capitalizables no se pagan, sino que se suman al capital, posponiendo los vencimientos hacia adelante. Este tipo de emisión pone en riesgo el superávit financiero (cuya contabilidad es ya cuestionable) que tanto suele festejar Javier Milei.
El Bonte, además, tiene un “put” u obligación de recompra. Vence el 30 de mayo de 2030, pero el inversor puede devolverlo a fines de mayo de 2027, una garantía para que puedan garantizar sus ganancias antes de que las encuestas electorales les generen problemas.
Está orientación del Gobierno se traduce en la continuidad del ajuste del gasto, que es menos plata para salud, educación, realización de obras públicas, tarifazos en los servicios (luz, gas, transporte, agua) y despidos de empleados públicos. Seguir hundiendo las jubilaciones y pensiones, que desde que volvió el FMI perdieron un 50 % de poder de compra. Es fundamental realizar un desconocimiento soberano de la deuda externa para terminar con las políticas de ataque a las grandes mayorías y poder destinar los recursos a solucionar los problemas de los trabajadores y sus familias.