Monseñor Martín definió a Francisco como el «Papa de la misericordia»

Compartir:

«Francisco fue un hombre que se entregó totalmente al Señor, a la Iglesia y en favor de todos los hombres, comenzando por los más pobres y descartados, yendo a las periferias geográficas y existenciales«. Con estas palabras, el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, comenzó este domingo la ceremonia del « domingo de la divina misericordia«, en lo que fue la «santa misa del pueblo por Francisco, ‘el Papa de la misericordia’«.

En este domingo de la Octava de Pascua, domingo de la divina misericordia, Martín quiso subrayar la centralidad de la misma para la vida de la Iglesia y de los cristianos, y afirmó que «el Papa acentuó siempre con mucha fuerza; a tal punto percibió la necesidad y la urgencia de volver a proponer la vía de la misericordia como vía maestra y la necesidad de experimentar la misericordia de Dios, que convocó al jubileo extraordinario de la misericordia, justamente hace 10 años en el Domingo de la Divina Misericordia de 2015».

La zona norte de Rosario, y sobre todo el entorno de la capilla Jesús Misericordioso (Braille y Circunvalación), se vieron alterados por el singular acontecimiento. Desde temprano, los fieles se fueron acercando al lugar para escuchar las últimas palabras de la máxima autoridad eclesiástica en Rosario, luego del fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido el pasado lunes 21 de abril, cuando el Sumo Pontífice tenía 88 años. La ceremonia se realizó en las afueras de la iglesia, con gente de todas las edades, que llevó hacia la pequeña capilla a vecinos del lugar, gente de todas las edades, que vivió la misa en un clima de emoción.

Dar y darse por amor

Allí, Martín se refirió a Francisco como el que «vivió intensamente la ley de la vida que es ‘dar y darse’. Y este dar y darse por amor a Dios y a los hermanos, lo llevó hasta los últimos instantes de su vida, como hemos visto en el Domingo de Pascua salir a la plaza San Pedro dando la bendición urbi et orbe«.

>>Leer más: Último adiós al Papa Francisco: tras el funeral, sus restos descansan en la basílica de Santa María la Mayor

Y continuó: «Francisco estuvo al servicio de Dios y de los hombres llevando a la práctica lo que decía Jesús: ‘El que quiera ser el primero que se haga el último y el servidor de todos’ (Marcos 9,35), imitando así a Jesús ‘que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud’ (Marcos 10,45). Nos ha dejado así un ejemplo de entrega total, de entrega sacrificada, especialmente patente en los últimos tiempos con su quebrantada salud física y su imposibilidad de caminar por sus propios medios».

El Papa y la misericordia

«En este Domingo de la Octava de Pascua, Domingo de la Divina Misericordia, quiero subrayar la centralidad de la misma para la vida de la Iglesia y de los cristianos, y que el Papa acentuó siempre con mucha fuerza; a tal punto percibió la necesidad y la urgencia de volver a proponer la vía de la misericordia como vía maestra y la necesidad de experimentar la misericordia de Dios, que convocó al jubileo extraordinario, justamente hace 10 años en el Domingo de la Divina Misericordia de 2015», recordó.

Fue en ese jubileo en que «nos mostró a Jesús de Nazaret como la misericordia hecha carne: ‘Con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios’. Toda la actividad de Jesús estuvo traspasada por la misericordia, basta recordar las parábolas de la misericordia como la de la oveja perdida o de la moneda extraviada, o la más conocida del hijo pródigo. Una misericordia infinita a la que nadie podrá ponerle un límite. Nos recordó que ‘es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia’”, reflexionó el arzobispo.

>>Leer más: La conmovedora homilía del cardenal Re en el funeral del Papa Francisco: «Nadie se salva solo»

Asimismo, citó una conversación con Andrea Tornielli, en la que el Papa Francisco recordó que el 21 de septiembre de 1953, cuando tenía 17 años, en la fiesta del apóstol y evangelista San Mateo, se fue a confesar, y allí se sintió “acogido por la misericordia de Dios”. Tanto caló en Francisco la misericordia que su lema episcopal fue “miserando atque eligendo”, haciendo alusión a un escrito de San Beda el venerable sobre la conversión de San Mateo, que Jesús “teniéndole misericordia lo miró y lo eligió. Siempre el Señor está primero, nos ‘primerea’, así lo vivió Francisco, que antes que nada ha experimentado la misericordia de Dios en su vida».

Despertar la conciencia

Luego citó al extinto Sumo Pontífice, quien habló de su deseo de que el pueblo cristiano reflexione sobre las obras de misericordia corporales (dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos) y las espirituales (dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos). Francisco dijo que «será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina». Y al respecto, Martín añadió: «Cuánto tenemos que aprender a convivir los argentinos en fraternidad misericordiosa, dejando caer el rencor, la rabia, la violencia, el maltrato, el desprecio por el otro. Todos necesitamos la misericordia, recibirla y practicarla para entrar en el reino de los cielos, haciendo nuestro mundo más humano, más fraterno, sabiendo que el perdón es y será siempre necesario, darlo y recibirlo«.

Por último, el sacerdote afirmó que «el Papa Francisco nos deja una huella que debemos seguir. Esta de la misericordia es esencial, es decisiva para la vitalidad de la Iglesia; su práctica nos llena de esperanza el corazón».

La misa estuvo enmarcada en la Fiesta de la Divina Misericordia, que se celebra el primer domingo luego de Pascuas. Es una celebración que Juan Pablo II dictaminó en el 2000, durante la canonización de santa Faustina Kowalska. La convocatoria la inició el propio Arzobispado de Rosario y sirvió para recordar el legado de Francisco, luego del funeral en Roma y con los restos descansando en la basílica de Santa María la Mayor.

También puede interesarte

El mundo despidió al Papa argentino

El funeral de Francisco se celebró este sábado en el Vaticano. Bergoglio fue...

El mundo despidió al Papa argentino

El funeral de Francisco se celebró este sábado en el Vaticano. Bergoglio fue...

Santa Fe despidió al Papa: ?Aquí dejó parte de su corazón?

"Teníamos que celebrarlo aquí, no había otro lugar", sostuvo ante una capilla colmada de fieles. ...

Encontraron muerta a la hermana mayor de Jesica Cirio

Las circunstancias del fallecimiento todavía son materia de investigación. ...